"Ballet Revolucionario: “Romeo Y Julieta"
- Jonathan Huaroto
- 1 nov 2019
- 6 Min. de lectura

Con el motivo de la celebración de los 50 años de trayectoria del Ballet Nacional. No existe mejor manera de festejar este acontecimiento, que con la obra: “Romeo y Julieta”. Con la cual, Jimmy Gamonet, ofrece su primer ballet narrativo de larga duración, creado en exclusiva para el Ballet Nacional, desde el 28 de Enero hasta el 7 de Febrero.
Basada en la tragedia de William Shakespeare, esta producción presenta, para el coreógrafo y la compañía, la posibilidad de desplegar todos los recursos expresivos de su arte, al servicio de una historia de atractivo universal. Y no hay mejor acompañamiento musical, que el de la Orquesta Sinfónica Nacional. Con cuyas melodías nos transportan al ambiente de la época del siglo 18. Y que mejor lugar, que festejar las 5 décadas del Ballet Nacional, que en el Gran Teatro Nacional.
Cuya majestuosidad se nota desde su amplia capacidad de soportar a más de 1,415 personas en sus cómodas y acolchonadas butacas. Además, apenas uno entra, siente en el ambiente aquel clásico entretenimiento, del cual gozaba la nobleza por los siglos 17 y 18. Mismo entretenimiento del que ahora, en el siglo 21, el “populorum”, también puede disfrutarlo.
El acompañamiento musical, es de lo más selecto, ya que el compositor, director y pianista, Fernando Valcárcel, es una de las principales figuras musicales emergentes de nuestro país. Su presencia al frente de la Orquesta Sinfónica Nacional, la ha convertido en una orquesta versátil y con proyección. Aportándole dinamismo y enriqueciendo su programación, al impulsar la ejecución de obras de compositores peruanos contemporáneos y del repertorio universal de los siglos 20 y 21.
Para Fabiana Raunelli, la celebración de los 50 años del Ballet Nacional le trajo mucha emoción. Ya que ella, estuvo desde el nacimiento de la compañía, en el año 1979. Fabiana, me contó que el Ballet Nacional, provino de la fusión de 3 agrupaciones: El Instituto Nacional de Cultura, El Ballet Moderno de Cámara y la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
Esta compañía destacó en el periodo de los años 80, por sus colaboraciones con coreógrafos de renombre mundial, señaló Raunelli. Tales como el caso de Ana Sokolow, Rosemary Helliwell, Susanne Linke y Rayston Maldoom. Aunque, desde el año 2015, el Ballet Nacional es dirigido por Jimmy Gamonet, cuya principal apuesta, ha sido la de redefinir la identidad de la compañía.
En palabras de Gamonet: “El neoclasicismo no es más que una forma de organizar el estilo, de usar lo que se ha ganado y de no ser arbitrario en la búsqueda de una nueva dirección”. Es por ello, que la misión que tiene el Ballet Nacional, es la nueva creación de espectáculos. Que no solamente educan y entretienen, sino que elevan el nivel técnico de los bailarines.
Y llegó el momento más esperado por los asistentes, se pagaron las luces, suena la música, comienza la función y te ves transportado en la Plaza de Verona. Ahí ves a Romeo Montesco, protagonizado por Alfredo Ibáñez, quien se encuentra solo, leyendo unos poemas de amor. Luego, irrumpe el día y los ciudadanos se reúnen en la plaza. Romeo, es interrumpido por sus amigos Mercucio y Benvolio, interpretados por Damián Villa y Maynard Fernández.
Sin embargo, Teobaldo, sobrino de los Capuleto, quien es protagonizado por Juan Carlos Pi, tiene una disputa con Romeo y sus amigos. Y como los Capuleto y los Montesco son enemigos acérrimos, la disputa no tarda en comenzar. El señor Capuleto, interpretado por Mario Mendoza y el señor Montesco, representado por José Antonio Villalta, toman cada uno su espada, la desenvainan y se unen a la refriega. La cual, es detenida con la aparición del príncipe de Verona, quien ordena a las familias terminar la contienda.
Al siguiente día, en los jardines de la casa de los Capuleto, Julieta se encuentra jugando con su nodriza. Un rato después, sus amigas la visitan y momentos más tarde, la visita es interrumpida por sus padres, El señor y la señora Capuleto, interpretada por Carla Picón. Quienes le presentan al Conde Paris, protagonizado por Ariam León. El Conde Paris, siendo un fuerte y sano joven noble, pidió en ese momento la mano de Julieta en matrimonio.
Al caer la noche, Romeo, Mercucio y Benvolio, disfrazados con máscaras, deciden entrar a la casa de los Capuleto, donde una fiesta está a punto de dar inicio. Romeo y sus amigos llegan en plena celebración, y los invitados observan bailar a Julieta. Mercucio, viendo como Romeo es embelesado por ella, baila para distraer la atención de su joven amigo. Sin embargo, Teobaldo reconoce a Romeo y le ordena abandonar la fiesta. Pero, el señor Capuleto interviene y recibe a Romeo como un invitado más en su casa.
Al finalizar la fiesta, Julieta no concibe el sueño y decide asomarse a su balcón. Ella está pensando en su amado Romeo, de pronto, él se aparece en su jardín. Y ahí, tanto Romeo como Julieta se confiesan su amor mutuamente. Así, es como se dio por finalizado el primer acto de la obra. Siendo magistralmente orquestado por Jimmy Gamonet, con sus coreografías tan neoclasicistas y sensibles al movimiento contemporáneo.
Ya en el segundo acto de la obra maestra escrita por William Shakespeare, nos vemos de regreso en la Plaza de Verona. En donde Romeo solo puede pensar en Julieta, y mientras sus amigos tratan de distraerlo y llamar su atención, él sueña con el día en el que pueda casarse con ella. Mientras tanto, la nodriza de Julieta, se hace paso entre la multitud en buscar de Romeo, para entregarle una carta de Julieta. El mensaje lo embelesa: ella ha aceptado su propuesta de matrimonio.
Ese mismo día, en la capilla, el Fray Lorenzo, interpretado por Daniel Melgarejo, casa a los amantes en secreto, con la certeza que su unión terminará con el conflicto entre los Montesco y los Capuleto. Así es como en la Plaza de Verona, interrumpiendo una celebración, Teobaldo lucha contra Mercucio y lo mata. Sin embargo, Romeo no se queda de brazos cruzados, así que venga la muerte de su amigo Mercucio, asesinando a Teobaldo, y de esa manera, siendo exiliado. Dando así por término al segundo acto.
Finalmente, en el tercer y último acto, en la mañana siguiente, la casa está llena de emociones y Romeo debe marcharse, él abraza a Julieta y desaparece. A su vez que entran los Capuleto con el conde Paris, y le ruega matrimonio, pero Julieta lo rechaza. Y este, herido por su negativa se marcha. Sin embargo, los padres de Julieta están coléricos y la amenazan con repudiarla, así que ella corre a ver al Fray Lorenzo para que la ayude.
Ya estando en la capilla, Julieta se arrodilla ante Fray Lorenzo y le suplica ayuda. Él le da una poción que la hará caer en un sueño tan profundo como la muerte. Sus padres, creyendo que Julieta está muerta, la enterrarán en el mausoleo familiar. Y así, Romeo, siendo advertido por Fray Lorenzo, volverá a escondidas y se llevará a Julieta lejos de Verona.
Esa misma tarde, Julieta acepta casarse con Paris. Pero, a la mañana siguiente, cuando sus padres entran a su cuarto acompañados con él, la encuentran tendida en la cama, aparentemente sin vida.
Así fue como Romeo, quien no había recibido el mensaje de Fray Lorenzo, vuelve a Verona, aturdido por la noticia de la muerte de Julieta. Al entrar en el mausoleo familiar, encuentra a Paris al lado del cuerpo de su amada y lo mata. Creyendo que Julieta está muerta, Romeo bebe veneno. Julieta despierta y encontrando el cuerpo muerto de Romeo, se apuñala.
De esa manera, acaba esta magistral obra escrita por William Shakespeare, interpretada esta vez por grandes bailarines y bailarinas de ballet. En cuyos pies denotan las largas horas de entrenamiento, de cada uno de los pasos de la increíble coreografía, orquestada por Jimmy Gamonet.
Sin embargo, desde mi punto de vista, el bailarín Ariam León, dejo mucho que desear sobre su interpretación del Conde Paris, pudiendo haberle sacado más jugo al personaje. Aunque claro, también debo resaltar, las interpretaciones de Mercucio y Benvolio, por parte de Damián Villa y Maynard Fernández, quienes si se pusieron en las botas de sus personajes.
Por otro lado, el diseño de la escenografía, a cargo de Choco Cuevas, ha estado perfectamente sincronizado con los artilugios y respetando la arquitectura del siglo 18. Además de hacerla interactiva, usando la tecnología, como en la escena en la que Romeo y sus amigos se infiltran en la fiesta de los Capuleto.
Es más, el diseño del vestuario, a cargo de Mencía Olivera, también ha demostrado ser una diseñadora bastante capaz, ya que las vestiduras de Romeo, Teobaldo, Julieta y de los señores Capuleto y Montesco las más destacables y respetuosas de la moda clásica que se usaba en aquel siglo.
En síntesis, la dirección artística del Ballet Nacional por parte de Jimmy Gamonet si ha estado a la altura de la ocasión. Ya que se celebraban los 50 años de la compañía, y a más de uno de entre los asistentes, les encantó sus coreografías. Las cuales, denotas su filosofía artística neoclasicista y su extensión hacia las sensibilidades del movimiento contemporáneo del ballet.
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