"Químico amor absurdo"

Has sentido alguna vez demasiada felicidad, sudor en las manos, que el corazón te late a mil por hora, o que vuelan mariposas en tu estómago. No te preocupes, no tienes la huacha floja, ni tampoco un mal nervioso o cardiovascular. Todos son síntomas, de que toda parte cognitiva de tu cerebro se apagó y el hipotálamo tuvo que encargarse de todo.

Claro que, es cierto que todo principio es hermoso. Es justamente ahí, cuando estás enamorado(a), que se incrementan tus niveles de Dopamina. La cual, es una sustancia adictiva y mucho más letal que cualquier droga existente en el universo, y en cualquiera que sea paralelo. 

Por ende, la química sobre el amor es precisa. Puesto que, es la causante de que una pasión amorosa descontrole nuestra vida. En la que, cuando uno se encuentra en un estado de enamoramiento o encaprichamiento, empezamos a mejorar supuestamente. Y solo por tener la motivación necesaria para hacerlo.

Entre estos cambios drásticamente repentinos, encontramos un mejoramiento en nuestro ánimo, nos sentimos con más energía. Y hasta llegamos a reducir los malos hábitos, con tal de que aquella persona no los note. Además que se mejora la calidad de sueño, se reduce el stress, el dolor, la depresión y sobretodo sobrepasamos el punto máximo de felicidad.

En síntesis, todos estos sentimentalismos son meramente buenos. Hasta que uno se acostumbra a tener aquella persona al lado. Pero el problema, es cuando la perdemos. Porque es ahí, cuando el no saber de esa persona duele mucho más que la frialdad de cualquier invierno infernal.

Todo aquello, logra que se corte la fuente de dopamina y que tengas un síndrome de abstinencia. Lo cual, hace que tu cerebro tome decisiones estúpidas con tal de volver a su lado. Y cuando no lo logra, se activan sistemas de dolor, stress y de un sufrimiento más letal que cualquier veneno o cicuta. Sin embargo, a pesar de que duele, uno jura tratar de estar sin aquella persona. Y aunque esta se olvide, uno nunca logrará hacerlo por más sacrificios que haga.