"El Hitler peruano"
- Jonathan Huaroto
- 1 nov 2019
- 5 Min. de lectura

Mi abuela se encontraba sentada en el mueble, leyendo una de las revistas más distribuidas alrededor el mundo. Decidí acercarme a hablar con ella y conocer aquella parte de la historia que yo no conocía. Le comente que deseaba saber el cómo había sido el gobierno de Juan Velasco Alvarado y el por qué era tan criticado por su revolución agraria.
En ese preciso momento, mi abuela dio un profundo suspiro y comenzó a narrarme los acontecimientos de aquel gobierno. Ella comenzó el relato de esta manera: “En el año 1968, el Perú comenzó una revolución, con consecuencias insospechadas hasta entonces, en la economía nacional”.
El Preludio del Dictador
Con una voz como de cuento de terror continuó narrando: “Una terrorífica madrugada, de un 3 de Octubre, Fernando Belaunde Terry, fue derrocado por el comandante general de ejército peruano de entonces, Juan Velasco Alvarado. Dándose inicio así, al gobierno revolucionario de las fuerzas armadas, un gobierno de izquierda, abiertamente nacionalista, socialista, revolucionario y popular”.
Después, ella continúa diciendo que hacia el mediodía, un comunicado informaba al público que el general Juan Velasco Alvarado encabezaba la junta revolucionaria. Con el sonido de una marcha aplastante de soldados y tanques de guerra, integrada además por los comandantes generales de la marina y de la aviación. Se trataba de un golpe institucional, si, así es, Velasco llego al palacio a la 5pm a bordo de un helicóptero y dos horas más tarde, juraba como nuevo jefe del estado.
“Tal vez el país ignoraba que bajo las banderas del nacionalismo se iniciaba una dictadura que cambiaría el rostro del Perú, pero yo no”, narraba mi abuela con total convicción. Y así fue, porque estuvo en contra de las libertades del individuo y nos llevaría por el errado sendero del estatismo que tanto le ha costado al Perú.
Ella continua narrando con una voz de terror y pánico: “El palacio de Gobierno amaneció bajo la protección de blindados y paracaidistas, en las principales calles de la ciudad, la guardia de asalto, formo pelotones que enfrentaron los escasos grupos, apristas en su mayoría, que salieron a protestar infructuosamente”.
El Vals de la Revolución del Gobierno
A los 6 días de instalado el gobierno militar, el 9 de Octubre de 1968, el general Velasco anuncio con una voz estruendosa como un acto nacionalista la toma de los yacimientos petrolíferos de la brea y pariñas, y la expulsión de la transnacional International Petrolium Company. Mi abuela señala que ese fue el primer signo, la primera expropiación de las muchas expropiaciones que en los años siguientes expectaría el país.
Mi abuela recuerda con gran lucidez aquellas palabras de Velasco que decía: “El Gobierno Revolucionario, después de declarar, la nulidad de la indigna acta de talara y del efectivo contrato celebrado por el régimen, que la fue talara ha depuesto por incumplimiento de la admisión, cautelar los derechos de la república, de acuerdo con el artículo 207 de la constitución del estado. Acaba de promulgar el decreto ley que ordena la inmediata expropiación del complejo industrial la brea y pariñas, y anuncia al país que en este preciso momento, las fuerzas de nuestra primera región militar que tenemos en el norte. Haciéndose eco del clamor de la nación está ingresando al campo de talara para tomar posesión de todo el complejo industrial que incluye la refinería y con la más alta emoción patriótica hace flamear el emblema nacional como expresión de nuestra indiscutida soberanía”.
Según su opinión de ella: “La ruptura del orden democrático se debió a la crisis de gobierno que encabezaba el arquitecto Fernando Belaunde. Ya que, sin mayoría en el parlamento, dominado por la oposición del APRA y la unión Odridista que censuro docena de ministros, así fue como Belaunde fue incapaz de solucionar los conflictos. Promesas electorales nunca cumplidas, la aparición de focos guerrilleros y la traumática devaluación hizo saltar abruptamente al dólar de 28 a 40 soles fueron creando el ambiente para más de una conspiración contra la democracia.
Y es verdad que hizo vibrar a varios sectores de la población peruana, es verdad que modifico al Perú tradicional, pero también es verdad que en el implacable juicio de la historia, que su tiempo fue el tiempo de los discursos, de los despojos y de los sueños revolucionarios cuyos excesos todavía afectan al Perú.
Después de haber investigado concienzudamente me di cuenta que, el pretexto para el golpe fue el escándalo del acto de Talara y la famosa pagina 11. Una polémica que Belaunde venía arrastrando meses antes de la insurrección Velasquista. Sus opositores, básicamente el APRA y la unión nacional Odridista decían por entonces que el contrato petrolero, que su gobierno firmó con la empresa Estadounidense International Petrolium Company, era obsecuente y entreguista.
Entonces los militares encontraron en aquella transacción la excusa para derrocar a Belaunde y quedarse en el poder hasta 1980. Como bien lo recuerdan Carlos Contreras y Marcos Cueto en su libro “Historia Del Perú Contemporáneo”. En ese entonces, no hubo congreso, ni poder electoral y un ente llamado “Consejo Nacional de Justicia”, reemplazó a la Corte Suprema.
La Balada de la Expropiación
La constitución de 1933, vigente hasta entonces, fue abolida por un estatuto revolucionario. Los partidos políticos quedaron cerrados o en la clandestinidad y acabo clausurándose la libertad de expresión. Además, Velasco, desde 1968 a 1975 produjo un masivo traspaso de la propiedad privada al estado. Ello dio paso a las estatizaciones, los establecimientos mineros más importantes fueron expropiados, desalojándose a empresas extranjeras que llevaban varias décadas en el país.
Entre ellas, “La Cerro de Pasco Corporation”, que entonces daba empleo a unos 17,000 trabajadores. También fue expropiada la pesca, creándose “Pesaca Perú”, grandes empresas públicas como “CENTROMIM” y “CIDERPERU”, reemplazaron la actividad privada. El transporte aéreo fue contratado por la estatal “AEROPERU”, que nació de otra empresa privada expropiada.
El crecimiento del aparato estatal controlado por los militares dio lugar a empresas estatales terminadas con la palabra Perú, “ENTELPERU” y “ELECTROPERU” por ejemplo. Velasco resolvió el dilema entre la eficiencia empresarial y la justicia social, favoreciendo a esta última.
El 4 de Marzo de1970, el régimen militar captura el diario expreso en horas de la mañana un contingente militar ingresa a las instalaciones y expreso es entregado a los llamados mastines de la dictadura. 9 de Noviembre de 1971, apenas un año después, el siguiente abuso de la dictadura militar, empeñada en silenciar toda crítica, tuvo como víctimas a las estaciones de televisión, que fueron expropiadas en base a la prepotente ley de telecomunicaciones.
¿Y que paso con los medios de comunicación abuela? Ella me contesto con voz entristecida: “En ese tiempo, el país expectaba por parcelas lo que ocurría, casi nadie protestó, apenas un breve editorial de El Comercio, fue el único reclamo. El silencio complaciente de los demás medios no los libró. En 1974, les llegó el turno, fueron confiscados todos los diarios, la libertad de expresión había sido liquidada. La intolerancia estaba instaurada, deportaciones, clausuras, expropiaciones, toda opinión era combatida y todo desacuerdo se solucionaba por la fuerza”.
El Aneurisma de la Dictadura
Las dificultades financieras se tradujeron en movilizaciones de trabajadores que llevaron a los paros nacionales de 1976 y 1977, y antes en un paro de policías de 1975, que fue determinante para debilitar la autoridad de Juan Velas Alvarado.
Mi abuela narraba con voz animada: “El 5 de Febrero de 1975, fue el preludio del final del Velasquismo. La noche anterior la policía se había declarado en huelga y un nutrido grupo de efectivos se atrinchero en el cuartel de radio patrulla”.
Después mi abuela continuo con voz entristecida: “El ejército no dialogo, simplemente disparo, al día siguiente ningún policía salió a las calles. La ciudad desguarnecida se envolvió en una violenta jornada de disturbios y saqueos.”
Finalmente, la dictadura de Velasco se debilitó por un aneurisma que lo llevo a una silla de ruedas. El 29 de Agosto de 1975 el general Francisco Moralez Bermúdez tomó el mando de la Revolución Militar. Y en el año 1979 tuvo que convocar a una asamblea constituyente que restauró la democracia.
Pero las reformas y estatizaciones que trajeron el atraso en la economía solo pudieron ser revertidas decenas de años después para que se pudiera recuperar el tiempo perdido y llegar a la posición de hoy, uno de los países que más crece en todo el mundo.
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