"Un amén al rock peruano"
- Jonathan Huaroto
- 1 nov 2019
- 4 Min. de lectura

Pasó mucho tiempo después, cuando me encontraba cerca a mi casa llamando a Toño, para ver si podía darme el número de Marcelo para llamarlo, pero sonaba ocupado. Finalmente, él me mandó un mensaje con el número de aquel mítico vocalista de la banda peruana de rock, “Amén”.
El día de la entrevista, ya tenía planeado que preguntas hacerle. Sin embargo, cuando me encontraba a medio camino, me di cuenta que había dejado mi libreta de notas en mi casa. Pero, me acordé que tenía un documento con el cuestionario en mi celular. Como dice el dicho entre los humanos: “Hombre precavido vale por dos”.
Recuerdos
“El único niño que era maestro de orquesta”
Marcelo me contó, que cuando él tenía 9 años, pensaba que todos sus amigos escuchaban música en la cabeza al igual que él, ya que él creía que eso era algo normal. Yo, me sentí identificado con él, puesto que me pasaba lo mismo, y hasta mis compañeros en el colegio, se aburrían que yo jugara al “maestro de la orquesta”. Aunque claro, ambos terminamos coincidiendo que hubiésemos querido comenzar nuestra carrera musical desde mucho antes, como a los 2 años.
Tanto a él como a mí, la palabra canción tenía el mismo significado. Es lo que vemos, nuestra inspiración, un pedazo de nuestras vidas que sale en un momento de un extraño sentimiento. Ya sea cuando uno pueda sentirse bien o mal, es justo a esos extremos cuando salen las mejores canciones.
Talento y Liderazgo
Siendo la primera la mejor palabra para describir a Marcelo Motta, el mítico líder y vocalista de la banda “Amén”. Nació en 1974, en el humilde asentamiento humano “Mi Perú”, en el distrito de Ventanilla. Y a pesar de las necesidades económicas que tuvo su familia, él siempre estuvo consciente que la música era lo suyo. Aunque claro, era de esperarse que toda su familia se opusiera a su opción de vida. Sin embargo, siempre recibió el apoyo de la única persona que él considera importante en su carrera musical, su madre.
Fue en año 1995, en el que se presentó en el Festival de Rock de Ventanilla. Con una banda que no tenía nombre alguno y con instrumentos prestados, ganó el festival. Dejando una excelente impresión a los asistentes, y a uno de los jurados, que tiempo después se convertiría en su mánager.
Es que así en 1997, junto a Steve Suárez y Renán Díaz, funda “Amén”. Y en ese mismo año grabaron su primer disco “Libre”. Logrando posicionarse en las emisoras de Lima con su tema “Decir Adiós”, obteniendo un éxito repentino en las ventas.
Carrera o Hobbie
Motta, me especificó que desde siempre la música ha estado ahí, y que él tenía que sacarla en algún momento. Para él, la música no la ve como carrera, mucho menos como un Hobbie, pero si se la quitas, es como si le arrancaras el brazo. Puesto que él, no tocaba en ninguna banda antes que Amén, simplemente tocaba.
Aunque si es que le hablas de música, hay que ser conscientes que existen pocos músicos, ya que ellos son los que nacieron realmente para eso. Hay muchos que aprenden en el camino, esos no son músicos, quieren serlo, pero no lo son. Muchos dicen que el ambiente musical es frívolo, pero no lo es, ya que es bastante cálido en verdad. Es donde encuentras mucha amistad, ya que se comparten ideas sin pretender saber más que el otro.
Pero, a pesar de que Marcelo Motta sea músico, aun así le agradan también bandas peruanas que hacen lo mismo que él, hacer Rock. Sin embargo, a él en lo personal le gusta “Frágil”, por la buena onda que transmiten. Otra banda que encuentra interesante es la de Uchpa. A pesar que existan muy buenas bandas y buenos músicos de verdad, se desenvuelven en un estilo que no lo llena del todo.
Objetivos Musicales
Aunque algunos no lo crean, la música para Marcelo es todo para él, podría decirse que está en todos nosotros. Es como el amor, ya que no hay que estudiarlo, solo hay que sentirlo.
En su banda todos tienen una filosofía pacifista, puesto que no persiguen la fama, simplemente, van a compartir su música con la gente.
Ese es su único fin, tratar de dar lo máximo posible. Por más que aparezcan lógicamente accidentes debido a los cambios, lo que une a su banda es la misma música. Y si alguien tiene la misma onda, que venga, se una y que toque con todo el corazón, porque está compenetrado espiritualmente.
En definitiva, Motta hace música para darles un mensaje especial a los jóvenes. Que aunque muchos digan que la juventud de ahora sea diferente, siempre detrás de las nubes estará el sol. En realidad todas sus canciones son parte de un momento, pero hay una en especial que le gusta tocar y cantar, “Fin del Tiempo”. Cuando el terminó de escribirla, se aprendió solito la canción.
Otras Cosas
Por más que Marcelo Motta se dedique a la música, eso no significa que no haga otras cosas. Como escribir o hacer alguna otra cosa que le interese, ya sea compartir con sus amigos y comportarse como niños. Hacer huevada y media, ya que eso realmente te llena espiritualmente y te une más a la gente.
Tal vez, todo lo anterior haga crecer la parte musical. Porque con “Amén” no se necesita ensayar muchas veces, al menos de que cuadren algo nuevo. Puesto que, según él, se ha creado como una especie de antena. En la que escuchan algo y ya saben lo que él está haciendo y hacia dónde va, creando así canciones totalmente improvisadas.
Aunque, en sí, muchos crean que en ello radique el éxito de “Amén”. En realidad aquella palabra es muy grande. Ya que, para Marcelo, el éxito llegará cuando el mundo cambie. Y que todo aquel que no deja de ser niño, va a poder hacer algo bueno, y siempre hay que serlo.
Finalmente, Marcelo me menciono que tenía que ir al estudio, para seguir grabando lo que será su próxima producción con su banda. Hay que destacar, que no es un músico que dedica sus letras a criticar el sistema político o ir en contra de los gobernantes de turno. Más bien, el hace todo lo contrario expresando un mensaje de paz y amor, que es protagonista de cada una de sus composiciones que corean sus miles de fanáticos, que están en todos sus conciertos. Marcelo Motta, es un soñador y un hippie atrapado en el siglo XXI.
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